El teatro: un revulsivo ideal para ilusionar a los ancianos en las residencias, por Domingo Ferrandis

HAY VIDA DENTRO DE LA RESIDENCIA

El teatro: un revulsivo ideal para ilusionar a los ancianos

Domingo Ferrandis

 

…el teatro me gusta mucho, hace que me ría, me remueve, me conmueve, me siento útil y puedo hablar de muchas cosas que no lo hacía desde hace tiempo. Además, he hecho amigas en la residencia” (Ángeles, 85 años)

 “…se pensó en un taller de teatro porque engloba todas las cosas que queríamos que trabajasen los anciano, fomentar las relaciones unos con otros, que hicieran actividad física y psíquica, también que pudieran trabajar la creatividad. Y pensamos que la dramaterapia estaba dentro de nuestros objetivos” Milagros Valero directora en un centro geriátrico).

Existen lugares mágicos donde el dolor y la tristeza parecen bajar de intensidad, y existen tareas, como momentos entrañables que favorecen los efectos positivos de los medicamentos. Se pensó que la dramaterapia podría ser uno de esos espacios evasivos, recreativos, vivos e inspiradores dentro de las residencias de ancianos. Motivo por el cual, el dramaterapeuta no es más que un trasmisor que amplifica las voces de sus protagonistas, los ancianos, por medio del teatro. Un binomio con la medicina en la lucha contra la neurodegeneración, centrada en la rehabilitación regenerativa, en la neuroplasticidad.

“El poder tener un momento a la semana para ellos, donde puedan a través de una intervención generar un cauce para expresar sentimientos y emociones les aporta un gran beneficio. Pero no sólo durante el día del taller teatro, sino que durante la semana ha habido un cambio en la actitud en los ancianos, que empiezan a tener inquietudes en vez de pasar el día sentados sin hacer ninguna actividad más que internarse en sus adentros” (Montse Soler, Trabajadora Social).

El teatro es una fuente de estímulos, ya que implica al individuo de manera motora, emocional, conductual, intelectual, imaginativa y socialmente. Nada extraño por otra parte, si lo analizamos bien, todos usamos los mismos canales que los actores para comunicarnos y expresarnos corporal y verbalmente ya sea de manera verdadera o fantaseada: instintiva, emotiva y racional, Y lo hacemos desde que nacemos hasta que morimos con nosotros mismos, con el espacio, con los objetos y con los demás. Si bien, el teatro al uso no es empleado como tal en las residencias de ancianos, sí sus técnicas sensoriales. Como expresa el filósofo Ernesto Grassi “los sentidos son los que abren el telón del teatro en el que aparecemos a la vez como actores y espectadores”.

Y es que si algo nos acompaña durante toda nuestra vida es la cultura en general y el arte en particular, y ni siquiera somos conscientes de que ello forma parte de nuestro ADN. Los momentos más importantes, aquellos con una fuerte carga emocional los recordamos gracias al arte. René Huyghe lo concreta así “no hay arte sin hombre, pero quizá tampoco hombre sin arte”. Cuántas risas liberadas y cuántas lágrimas derramadas delante de una pantalla o de un escenario. Qué poder de atracción emocional tiene la interpretación que a la mayoría le guste el cine. Dicho lo cual, a nadie debe extrañar que el arte, tan ligado al cerebro, donde preservamos nuestros recuerdos, nuestras experiencias sensoriales y sentimentales como nuestra identidad, esté presente en nuestra último acto, donde ya se oyen los pasos que nos alejan del escenario de la vida.

Si el arte es una plasmación de nuestra sociedad, las residencias son la expresión de ella y de nuestros valores. Entonces si queremos que haya sociedades más justas con nuestros ancianos, se debe introducir en las residencias ilusión a través de programas de intervención como la dramaterapia. Una residencia puede asemejarse a un melodrama desde el ojo que ve desde fuera. Un boulevard de los sueños rotos. Nosotros no lo queremos ver así, y nuestro fin es desdramatizar tal situación. Por eso, nuestro cometido no es solo pedagógico, no estamos simplemente para que los ancianos registren, consoliden y evoquen datos almacenados en la memoria. Nuestra labor y la de todo el personal que trabaja en los centros, es el de paliar las carencias afectivas y sociales que conlleva el internamiento. En la entrevista por su 70 cumpleaños la cantante y actriz Maya Angelou dijo, “Aprendí que las personas olvidarán lo que dijiste, olvidarán lo que hiciste, pero las personas nunca olvidarán cómo las hiciste sentir”. Lo curioso es que en las demencias tipo alzhéimer las últimas sensaciones que se olvidan son precisamente los apegos, las muestras de amor, los besos y las caricias. Nada extraño si tenemos en cuenta que el recuerdo más duradero y sólido, es el de la relación materno-filial como nos comentó el psicólogo Manuel Ruiz-Adame. Que tales recuerdos se implanten de forma tan tenaz se debe a que se guardan en las capas más bajas del encéfalo. La causa de preservarlos con tanto celo el cerebro es porque definen una parte de nuestra existencia. Es indudable entonces, que si queremos conseguir que el anciano salga de su escondrijo debemos conseguir que puedan salir y entrar las muestras de cariño en él.

La Dramaterapia son acciones terapéuticas no farmacológicas, basadas en las técnicas teatrales aplicadas al ámbito clínico y social con grupos y personas. Su método de acción, se basa en utilizar el drama, el movimiento, la música y las canciones para desbloquear las puertas interiores que impide relacionarse a la persona con el exterior.

La Dramaterapia son acciones terapéuticas no farmacológicas, basadas en las técnicas teatrales aplicadas al ámbito clínico y social con grupos y personas. Su método de acción, se basa en utilizar el drama, el movimiento, la música y las canciones con un claro objetivo, el liberar a las personas que sufren un encierro en sí mismas, bien por una situación traumática, bien por una enfermedad. Ese arte de ilusionismo escapista, parte de la idea de un mundo holístico, donde todo está vinculado y cualquier acción afecta a algo o al todo. De ese modo, si se proporciona el entorno ideal, no violento ni invasivo, más bien todo lo contrario, un lugar adaptativo, seguro, sereno, creativo y libre, colmado de sensaciones afectivas, se puede conseguir desbloquear por un instante las puertas interiores que impide relacionarse a la persona con el exterior. Un truco de magia que se basa en el humor, uno de los mejores fármacos para mudar de estado de ánimo, junto a su aliada, la risa, que es el mejor analgésico natural. Como decía Víctor Hugo “la risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano”.

Otras funciones de la dramaterapia en el campo de la vejez son:

– Medicina de la evidencia, aquí las técnicas de dramatización, se ponen al servicio de la ciencia. Por tanto, es una intervención para probar la eficacia de los futuros tratamientos medicamentosos.

– La relación de los profesionales de la salud con enfermos crónicos y con enfermedades degenerativas. El uso del teatro como una herramienta educativa para mejorar en los cuidados. Las dramatizaciones (simulacros) son una efectiva manera de ilustrar al personal, así como fomentar la sensibilización y mejorar la comprensión entre los profesionales de la salud sobre la manera que el paciente aquejado de una enfermedad degenerativa usa otros canales para comunicarse y expresarse.

Dada su efectividad, las dramatizaciones y el teatro dan resultados prometedores como una estrategia más amplia para crear una nueva ética en el cuidado del enfermo, que respete a los individuos como seres encarnados que merecen dignidad y valor.

Si desean ampliar el conocimientos sobre este área, no pueden dejar de comprar el libro «Dramaterapia y Neurodrama con ancianos« de la editorial NAQUE.

Su autor, Domingo Ferrandis dona a la Asociación Española de Psicogerontología parte  de esta obra para que sea utilizada en pro del bienestar de nuestros mayores.

Los socios podrán disfrutar de esta donación a través del foro privado.

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