Envejecimiento y atención domiciliaria
El progresivo envejecimiento de la población conlleva un aumento de la prevalencia de las enfermedades relacionadas con la edad como es el caso de las demencias, contribuyendo de manera muy importante a la dependencia de las personas mayores.
Por otro lado, en cualquier proceso de dependencia no podemos olvidarnos de la figura del cuidador informal. En España solamente un 3,4% de los mayores dependientes se encuentran institucionalizados, por lo que el cuidado informal es el más extendido. Contribuye no solo a cubrir las lagunas de los servicios sociosanitarios públicos, sino a mantener el bienestar del mayor, su calidad de vida y su seguridad.
Una persona mayor que pueda realizar sus rutinas diarias de forma independiente o con un mínimo de apoyo, ganará en calidad de vida y su entorno familiar y social se verá favorecido sin duda de ello.
Hoy en día, la mayoría de los servicios sociales públicos ofrece atención domiciliaria para las personas mayores dependientes. Sin embargo, se trata por lo general de recursos de tipo puramente asistencial, no contemplando una atención terapéutica a pesar de que ésta resulta fundamental en la prolongación de la independencia de la persona mayor.
Además, los servicios sociales rara vez se orientan a los cuidadores informales, aun existiendo claras evidencias de ser un grupo social muy vulnerable, que se encuentra sometido a una situación de estrés crónico muy importante, derivado de las fuertes demandas del cuidado que se suelen alargar indefinidamente en el tiempo.
¿A quién va dirigida la atención cognitiva domiciliaria?
En el caso específico de las demencias, se siguen encontrando casos que por diferentes razones no encajan en la red de servicios públicos ni privados que se ofertan (centros cívicos, centros de día, asociaciones de enfermos con demencias) y que sí se beneficiarían de una atención domiciliaria:
- Personas que aun siendo conscientes de su deterioro cognitivo, deciden no asistir a centros terapéuticos.
En la atención a domicilio se conserva el contexto familiar y resulta menos invasivo por lo que es más fácil que la persona afectada acceda a recibir ayuda. - Personas que económicamente no se pueden permitir un centro especializado o están a la espera de una plaza pública. La atención a domicilio se ajusta a las necesidades y posibilidades de cada persona mayor, permitiendo hacer un seguimiento y no dejándola sin atención en ningún momento.
- Personas muy jóvenes con diagnósticos de demencia.
Aunque afortunadamente no son muchos los casos de diagnósticos de demencia a edades tremendamente tempranas, existen. En estos contextos la asistencia a un centro especializado pudiera resultar más perjudicial que beneficioso a nivel psicológico, por lo que la atención a domicilio se presenta como una alternativa muy útil que favorecerá la motivación de la persona afectada. - Personas que no aceptan el diagnóstico de demencia de su familiar y no consideran necesario su inclusión en programas y centros especializados.En este caso la atención domiciliaria se ofrece como una opción individualizada y específica que eliminaría el pensamiento tan habitual de «mi familiar no está como ellos», que en demasiadas ocasiones se convierte en un obstáculo difícil de salvar para iniciar un tratamiento no farmacológico en un centro especializado.
- Grupos terapéuticos demasiado grandes y heterogéneos con necesidades de apoyo muy diversas que no favorecen el aprovechamiento de las sesiones por parte de los mayores en la medida deseada.
- Cuidadores informales, ya que por lo general son difíciles de captar para la asistencia y seguimiento de terapias en grupo. En demasiadas ocasiones estos cuidadores no son conscientes de la carga física y psicológica que soportan y de que también necesitan apoyo, formación e información. Por otro lado, en su tiempo libre (los que disponen de él) buscan evadirse del problema en la medida de lo posible por lo que la atención a domicilio puede paliar estos obstáculos.
¿Por qué crear un recurso de atención domiciliaria?
Las habilidades cognitivas que no se utilizan se van perdiendo. Esta premisa básica, unida a la existencia de una plasticidad cognitiva que posibilita en muchos casos el retraso de los efectos negativos de las demencias mediante entrenamiento, convierte a la estimulación cognitiva en una herramienta de prevención e intervención muy valiosa y a un bajo coste. El hecho de ser realizada en el domicilio hace que se vea favorecida además por otros factores, tales como:
- Desarrollo de las actividades en un ambiente que la persona mayor reconoce y en el que se siente cómoda.
- Poder trabajar actividades específicas de la vida diaria en el propio ambiente de la persona mayor, lo que es percibido de manera menos agresiva.
- Las personas no se ven alteradas por las conductas de otros compañeros.
- Las sesiones son individuales, con lo que los programas de estimulación se diseñan basándose en los gustos e historia vital de cada persona, ajustándose a su nivel de deterioro y necesidades.
Dada la gran diversidad de necesidades determinadas por las condiciones individuales, familiares y sociales de cada persona mayor, el objetivo fundamental es proporcionar opciones terapéuticas alternativas que nos permitan apoyar a todo aquel que lo necesite, evitando su aislamiento y favoreciendo en la medida de lo posible su independencia.
Autora del artículo
Mercedes Garnelo Preciado Psicóloga y Gerontóloga Clínica Responsable de MEMOACTIVA www.memoactiva.com
MemoActiva nace como un recurso gerontológico de atención domiciliaria que tiene como objeto el apoyar el deseo de muchas personas mayores de vivir su envejecimiento en su hogar proporcionando entrenamiento cognitivo y psicomotriz para que las personas se mantengan independientes el mayor tiempo posible y ganen en calidad de vida, dando un protagonismo especial al apoyo terapéutico de sus cuidadores y familiares.
