Muerte por hastío vital

Con motivo de la colaboración de AEPG en el reportaje publicado en La Razón sobre hastío vital, la actual presidenta de la A.E.P.G, Ana María González Jiménez reflexiona sobre algunas cuestiones.

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Es necesario abrir un debate sobre las condiciones en las que debe contemplarse la muerte digna más allá de cuestiones médicas que justifiquen el suicidio asistido. En ocasiones las personas pueden disponer de limitados recursos psicológicos y psicosociales que les suponen afrontar la vida con sufrimiento. En mi opinión, en casos de personas en edades tan avanzadas como las de este científico, quien manifiesta y justifica su decisión en una significativa merma de su calidad de vida, debemos cuanto menos plantearnos la posibilidad de que el sufrimiento asociado a alargar el momento de la muerte sea realmente insoportable para la persona. No obstante, no considero que sea un fenómeno que se de en la mayoría de las personas mayores si no en mayor frecuencia entre aquellas que por sus circunstancias concretas pueden valorar  su vida y la propia muerte desde una perspectiva y con un significado diferente.

hastio vital

Es entre las personas mayores con enfermedades graves, entre mayores institucionalizados con una reducida red de apoyo y/o sin interés en las actividades terapéuticas y lúdicas del centro, entre las que han sufrido pérdidas significativas como al cónyuge o a un hijo, etc., donde se encuentran el mayor número de verbalizaciones de deseos de anticipar el momento de su propia muerte, siendo relativamente más frecuentes.

Debemos procurar que las personas mayores dispongan de una red de apoyo que les permitan mantener frecuentes relaciones sociales de confianza, brindarles oportunidades para mantener su sentimiento de pertenencia y utilidad con respecto a su entorno inmediato y con respecto a la sociedad, posibilitar escenarios en los que puedan seguir contribuyendo y recibiendo gratificaciones, etc.  Aun así, como psicogerontóloga considero que el significado de la propia vida y de la muerte es absolutamente personal y condicionado por la historia vital y por la situación presente, por lo que, al margen del marco legal, el deseo de la muerte debe ser abordado desde la validación y procurando el bienestar de la persona mayor. Además, la sociedad y las instituciones púbicas pueden y deben proporcionar escenarios y oportunidades para las personas mayores que eviten, o cuanto menos, retrasen la aparición de sentimientos de inutilidad, de desvinculación con la sociedad y /o de desesperanza.

El aumento de la esperanza de vida y la longevidad supondrán que cada año sean más las personas mayores que alcancen edades superiores a los 90 años. Considero que no sólo el sistemas nacional de salud, si no todos los organismos pueden contribuir a que las personas mayores se sigan sintiendo vinculados a la sociedad y con deseos de seguir contribuyendo. Nuestra sociedad debe cambiar la concepción que tiene aún sobre la vejez para posibilitar que las personas mayores sigan sintiéndose útiles para su entorno más cercano, para la comunidad y para la sociedad.

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Publicado en: Noticias
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