Los caminos de Hasta Siempre, tu Legado Emocional y la Asociación Española de Psicogerontología se cruzaron al reconocerse valores compartidos y motivados por hacer de ellos una realidad común de promoción de la generatividad, se celebró el I Concurso de Comunicación Intergeneracional #TengoAlgoQueDecirte. En esta ocasión Hasta Siempre, tu Legado Emocional escribe para la A. E. P. G. este artículo sobre la inevitabilidad de la muerte, la necesidad de aceptarla y hablar sobre ella durante el ciclo vital, y de compartir con nuestros seres queridos nuestro Legado Emocional.
“En más de una ocasión, cuando me entrevistan por mis novelas, ha llegado un periodista y me ha dicho:
¿Y por qué escribes sobre la muerte?
Es una pregunta que me deja turulata: ¿es que acaso uno puede dejar de escribir sobre eso? Siempre siento la tentación de responder: lo siento mucho, querido, pero tengo que darte una malísima noticia: te vas a morir. Porque creo que es una cuestión que sólo se puede plantear desde la más completa negación de la muerte y, por lo tanto, desde el desconocimiento de lo que es la vida.”
Así escribía Rosa Montero en el artículo que publicó sobre “Hasta Siempre, tu Legado Emocional” en El País Semanal. Y lo que expone es algo muy frecuente. La sociedad occidental contemporánea rechaza hablar de la muerte. La gente evita pensar sobre ello hasta que enferma o tiene una edad avanzada. Cuando tenemos miedo a algo, lo rechazamos.
También es cierto que la experiencia que tenemos de la muerte ha evolucionado mucho con el tiempo. Hace años la mayor parte de la gente moría en casa, rodeados de familiares y allegados, compartiendo costumbres y ritos que en algunos casos se transmitían de generación en generación. La muerte estaba incorporada a la vida de las personas con más naturalidad. Desde hace 25 años, esa proporción se ha invertido, y la mayor parte de los fallecimientos se producen en entornos hospitalarios.
LA MEDICALIZACIÓN DE LA MUERTE HA PROVOCADO QUE SE HAYA CONVERTIDO EN UNA LUCHA POR EVITARLA Y RETRASARLA A TODA COSTA.
Pero las cosas están cambiando. Tanto es así – como reflexionaba un artículo del New York Times – que en muchas escuelas se empiezan a dar charlas a niños pequeños. Se les enseña a hablar con naturalidad de la muerte, tal y como se hacía con la educación sexual hace unos años. Es un tabú que deber romperse, porque al hacerlo, nos prepara mejor para afrontarla.
La revista The Economist dedicaba un editorial hace poco sobre “morir bien”. Morir es inevitable, “morir mal” no lo es. El movimiento Death Cafe se extiende por todo el mundo con el único propósito de charlar sobre el fin de nuestra existencia.
También desde la medicina va extendiéndose el mensaje.
Los cuidados paliativos y la humanización de la asistencia se están convirtiendo en objetivos prioritarios de las políticas sanitarias. De forma simultánea, y desde foros muy diferentes, se está intentando reinventar la experiencia de la muerte para que sea vivida de una manera más sana. Más humana. Más real.
Todas estas visiones coinciden:
LA MUERTE ES INEVITABLE Y CUANTO MÁS PREPARADOS ESTEMOS PARA CERRAR NUESTRO CICLO VITAL MENOS DOLOROSO EMOCIONALMENTE PUEDE SER EL PROCESO PARA TODOS.
Y ESTAR PREPARADOS SUPONE HABLAR SOBRE ELLA E INTERIORIZARLA COMO UNA FASE A LA QUE TODOS NOS TENEMOS QUE ENFRENTAR.
Enric Benito, el padre de los cuidados paliativos en España, suele decir:
“Cada uno se muere como ha vivido. Si tú te mueres bien, es porque has vivido bien. Has vivido plenamente, has descubierto quién eres, has dado sentido a lo que has venido a hacer, has compartido aquello que tenías. Has amado, y ahora llega el momento de cerrar la biografía. Y te puedes morir bien porque has vivido bien”.
Dar sentido a nuestra vida también nos prepara para la muerte. Tenerla presente, no ignorar su existencia, nos ayuda a no perder de vista esa búsqueda de sentido.
Desde “Hasta Siempre, tu Legado Emocional” aportamos nuestro pequeño granito de arena a eso de “morir bien”. Recibimos diariamente en nuestra web: www.hastasiempre.es cientos de emails de personas que necesitan apoyo para poder resolver sus asuntos emocionales, esas espinas clavadas en el corazón que han de sacarse para poder partir en PAZ.
Poder despedirse de familiares y amigos y que te permitan partir; morir con el corazón abierto, es decir, con la preocupación del bienestar de los que quedan en vida; morir con la conciencia tranquila; morir con humana y serena nostalgia de los que dejamos (personas y cosas). Una «buena muerte» da sentido a toda una biografía.
Algunas personas sienten la necesidad de resolver sus nudos emocionales como parte de ese proceso. Pedir perdón. Agradecer. Expresar amor. Resolver temas pendientes. Despedirse. Unos pueden hacerlo en persona, cara a cara. Otros, por las circunstancias que sea, no pueden o no quieren.
Muchos de nuestros mayores necesitan dar un sentido y una utilidad a su vida, dejar su esencia, inmortalizar un poquito de ellos. Quién mejor que un anciano para conocer la gama de emociones humanas y las consecuencias negativas de los desbordamientos afectivos; para saber de la alegría, del entusiasmo de una ilusión, del dolor de una pérdida, del sabor amargo del arrepentimiento y de la rabia por dejar pasar una oportunidad. En su condición de “persona de más edad”, él tiene la intención de trasmitir su experiencia con el propósito de ayudar, apoyar, evitar fracasos, recomendar lo más beneficioso y en muchas ocasiones aliviar el dolor. Para que su experiencia y buenas intenciones den el resultado deseado debe ser persuasivo, no invasivo, sugerir en lugar de ordenar y tender puentes en cambio de levantar barreras.
Un Legado Emocional te permite decir aquellas cosas que nunca dijiste, o no las dijiste lo suficiente; trasmitir tu esencia de generación en generación; arropar y proteger a los tuyos aún después de haberte ido. DECIDIR CÓMO SER RECORDADO. Encontrar la luz que te permita tener la conciencia tranquila, y morir en PAZ.
Nuestros Legados Emocionales ayudan a conseguir lo que el Dr Enric Benito llama “quedarse en paz con tu propia biografía”. Nos consta.